Control de lectura 8
De lo analógico a lo digital
El futuro de la enseñanza de la composición
Comunicación y Desarrollo
El habla constituye uno de los pilares más fundamentales de la construcción de las comunidades humanas, el diálogo y la conversación sirven, entre otras cosas, para repartir el trabajo, coordinar esfuerzos y estructurar las personas en organizaciones complejas (empresas, ciudades, estados).
La invención de la escritura hace 3.000años ensanchó las prestaciones del habla y supuso avances incuestionables en el devenir humano.
El desarrollo en el siglo XX de las tecnologías del habla y de los medios de comunicación de masas tuvo una influencia indiscutible en los procesos de interacción y globalización de las distintas comunidades humanas.
En los albores del siglo XXI estamos asistiendo de modo más acelerado a una enésima expansión de la capacidad comunicativa humana. Me refiero a la expansión del soporte digital del lenguaje (computadoras, pantallas, teclados, Internet, etc.) como complemento o sustituto del soporte analógico tradicional (sonidos, ondas hercianas, papel, libros, etc.).
En apenas dos décadas (la primera computadora personal saltó al mercado en 1982), los sistemas de representación y transmisión de información por dígitos (soporte o en-torno digital) se han generalizado y hoy son tan habituales como los analógicos, que represen-tan y transmiten datos con elementos físicos, compuestos por átomos: sea el habla (voz, sonido, labios) o la escritura (papel, libro, máquina de escribir).
El día a día se ha llenado de correos electrónicos o e-mails, charlas online o chats y webs o sitios en la red (Internet), al mismo tiempo que se multiplica el uso de los celulares y que decae el volumen de cartas y faxes.
De lo Analógico a lo Digital
EN LO PRAGMÁTICO
En lo pragmático, el soporte digital favorece la creación de comunidades o tribus virtuales, de personas que comparten rasgos particulares y que se conectan, interactúan y se desarrollan como grupo a través del entorno digital.
En el mundo presencial analógico, las comunidades suelen coincidir con límites político-administrativos (ciudad, provincia, nación o estado) y lingüísticos (idioma, dialecto) conformando las conocidas comunidades de habla.
La dinámica comunicativa de estos grupos es relativamente lenta, porque la posibilidad de crear y propagar discursos se reduce al ámbito personal (correspondencia privada) y está limitada por el control político (normas de moralidad, limitación de campañas electorales y panfletos políticos) y los costes económicos.
En cambio, lo digital posibilita el desarrollo de comunidades basadas en cualquier tipo de propósito o actividad, más allá de las “fronteras” tradicionales (GLOBALIZACIÓN).
La facilidad con que se desarrollan dichas comunidades depende de las prestaciones que ofrece lo digital: bajo coste de producción y transmisión de discursos; acceso ilimitado, di-recto y privado a un número ingente de destinatarios y recursos; privacidad y posibilidad de construirse “imágenes” virtuales según los intereses personales (uso de sobrenombres, personalidades ficticias, fotos retocadas, etc.
EN LO DISCURSIVO
En lo discursivo, el soporte digital rompe definitivamente la linealidad del discurso y organiza el contenido textual de manera híper e intertextual. Si bien la escritura ya liberó al usuario de la obligación de ceñirse al hilo discursivo (la linealidad del habla).
El entorno digital utiliza el hipertexto como estructura básica: el escrito lineal y unidireccional se rompe en diversidad de fragmentos autónomos que se conectan entre sí con enlaces (links) o llamadas que permiten saltar ágilmente de uno a otro, en cualquier dirección –como una araña que se desplaza a través de una telaraña o de una red.
El hipertexto genera cambios relevantes en el procesamiento verbal.
En libros y artículos impresos, las referencias son retroactivas porque remiten solo a documentos elaborados en el pasado (o, como máximo, en prensa) y tienen el propósito de reconocer la autoría de ideas o palabras, o de remitir a informaciones, autoridades o hechos que constituyen un argumento para el discurso que se está elaborando.
Al contrario, los enlaces de documentos digitales son proactivos ya que sólo se refieren a sitios web del presente o del futuro, puesto que las webs se actualizan periódicamente, y tienen por objetivo ofrecer al usuario acceso in-mediato a más información. La elección de en-laces no se basa en el reconocimiento de citaciones o voces diversas ni en la construcción de una argumentación, sino en el interés y la utilidad que puedan tener para el lector.
Respecto al proceso de composición, las distintas aplicaciones informáticas inciden de modo sustancial en la tarea de escribir. Nadie duda hoy de que, con procesador de texto, verificador ortográfico y gramatical, revisor estilístico legibilidad, grado de formalidad, diccionario de sinónimos o asistente para la redacción.
Desde otro punto de vista, en un entorno analógico el autor debe resolver sólo con sus re-cursos mentales “naturales” (memoria de trabajo, memoria a largo plazo, procesos de análisis, revisión, generación de ideas, inferencia, etc.) el amplio espectro de exigencias lingüísticas que impone la elaboración de cualquier escrito: des-de la construcción de un significado hasta la corrección tipográfica.
En cambio, los aprendices, con escasa automatización, sufren a menudo el fenómeno conocido como sobrecarga cognitivo, por el que su memoria de trabajo no alcanza para todas las exigencias de composición al quedar prematuramente sobresaturada; los errores o las imperfecciones del texto que el propio autor puede reconocer en otro momento se explican así como datos que la memoria no pudo procesar durante la composición al estar copada con exceso de demandas.
En este sentido, la tecnología digital permite que el autor “descargue” su memoria saturada, asignando a la máquina la parte más mecánica de la composición, según sus intereses, y que reserve para su propia mente los aspectos estratégicos.
EN EL AULA
La primera consecuencia que podemos sacar del análisis anterior es la necesidad de añadir un nuevo ámbito al concepto de alfabetización: el digital.
Podemos distinguir tres ámbitos concéntricos:
- La alfabetización tradicional: centrada en la capacidad de usar la correspondencia habla-escritura
- La alfabetización funcional: centrada en las capacidades comunicativas de usar la lectura y la escritura de modo eficaz (comprender ideas genera-les y secundarias, discriminar datos relevantes e irrelevantes, hacer inferencias, etc.) en el mundo letrado analógico
- La alfabetización digital: centrada en las capacidades específicas que impone el soporte digital en el uso de la escritura, esbozadas más arriba.
En muchos casos, lo digital entra en la es-cuela como un instrumento tecnológico, no como un fin en sí mismo: es una asignatura complementaria de “tecnología”, independiente del resto del currículum.
Si entendemos el entorno digital como una extensión de las potencialidades del lenguaje, creo que debe enfocarse su enseñanza de un modo más profundo. Puesto que la escritura digital empieza a ser ya tan importante como la analógica y su futuro es incuestionable, la alfabetización tendría que dar prioridad o equivalencia a lo digital respecto a lo analógico.
Equilibrio entre lo analógico y lo digital
Comunidades discursivas.
La enseñanza de la composición topó tradicionalmente con la dificultad de encontrar contextos de escritura auténticos para el aprendiz e interlocutores reales diferentes del docente. En un entorno analógico, las respuestas posibles a este reto se limitan a los intercambios dentro del centro
Pero el entorno digital abre un abanico amplísimo de posibilidades: e-mails y listas de distribución, chats de discusión de temas de interés, participación en programas internacionales de intercambio de datos, etc.
Usos analógicos.
La escritura analógica sigue teniendo vida y utilidad en un mundo eminentemente digital, como género manuscrito particular y como herramienta complementaria para algunas subtareas de la composición digital (anotar las ideas sobre papel antes de introducirlas en la computadora, hacer esquemas gráficos sobre papel o revisar un borrador).
La irrupción del paradigma digital exige incluir en el programa educativo las destrezas manuales y técnicas implicadas en el uso de la computadora.
La inclusión de estos aspectos de ningún modo supone la eliminación de los equivalentes analógicos (caligrafía, organización de la página, etc.), igual que la llegada de la calculadora al aula no significó el abandono de la enseñanza de las operaciones básicas de cálculo.
El aprendiz debe dominar la tecnología analógica con la misma destreza que la digital.
Computadoras y gramática.
El uso de industrias de la lengua (verificadores ortográficos, correctores estilísticos, diccionarios online, etc.) exige un replanteamiento de la educación gramatical relacionada con el uso de la escritura.
El alumno debe aprender a usar estos nuevos formatos de manera adecuada; por ejemplo, debe conocer los límites del verificador gramatical (cuestiones que no incluye, ultracorrecciones), debe tener criterios para elegir el sinónimo apropiado para cada contexto (según la acepción semántica, el registro, el género discursivo), debe poder elegir entre las distintas opciones que ofrece un corrector de es-tilo (extensión de la frase, nivel de formalidad).
Todas estas cuestiones exigen tener conocimientos lingüísticos relevantes sobre la estructura del idioma y el uso de la escritura en cada contexto; pierden interés los aspectos más mecánicos y superficiales (reglas de ortografía, conjugaciones verbales), que resuelve automáticamente la máquina.
Si queremos que la didáctica de la escritura siga respondiendo a los usos sociales, externos a la escuela, y que el alumno aprenda en el aula lo que necesita saber hacer en la comunidad, no podemos olvidar este cambio tan trascendental.
Bibliografía: Cassany Daniel,"Lectura y vida, revista latinoamericana de lectura", Argentina. 2000
La lectura completa la pueden encontrar AQUÍ
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